miércoles, 4 de febrero de 2015

Crítica a la escala pentatónica.


Una entrada cortita, con citas de GORDON,E. (1980) Learning Sequences in Music: A Contemporary Music Learning Theory. Chicago: G.I.A. Publications.



La escala pentatónica – típicamente, “do, re, mi, sol, la” -, ha sido usada por las metodologías musicales que se dieron a principios del siglo XX durante la Escuela Nueva y los seguidores de éstas, para trabajar durante los primeros momentos de la Educación Musical ya está libre de una tonalidad armónicamente completa y es una escala universal a todas las culturas. Esta falta de contexto tonal, o tonalidad flotante es común a las escalas pentatónicas, escalas de tonos enteros, escalas cromáticas o escalas octatónicas, pero en un contexto de alfabetización musical no tiene sentido obviar las características de la música real del alumnado en pos de unos principios pedagógicos relativamente fundamentados. El pedagogo Edwin Gordon (1980:169) lo explicaba de la siguiente manera:


De acuerdo con la teoría filogenética, (algunos pedagogos) concluyen, al igual que hizo Carl Orff, que la pentatónica supuestamente es nativa en los niños, y es más apropiada para principios del crecimiento musical. En contraste con la teoría ontogenética que fomenta la participación inmediata de los niños pequeños en la música de todas las épocas, con énfasis en el pasado reciente y del presente, frente teoría filogenética que señala que, debido a que la historia de la música se repite en todas las personas, todos los niños deben seguir la evolución de la música de la humanidad antes de que adopten la interpretación de la música inherente a su cultura. [La traducción es mía]



Dejando de lado la tonalidad subyacente a la pentatónica, otros pedagogos han sugerido el uso de la pentatónica ya que no incluye semitonos aludiendo a la supuesta dificultad de cantar este tipo de intervalo. Tradicionalmente se ha citado a Zóltan Kodály, pedagogo y compositor nacionalista que encontraba en las melodías populares infantiles de Hungría un repertorio pentatónico – y de métrica binaria- adecuado para su pedagogía, aunque a ojos de algunos pedagogos actuales podría ser el propio impulso nacionalista el que le ayudase a justificar esta teoría. La dificultad a la hora de cantar un intervalo no viene dada por la distancia – semitono o tono- de dicho intervalo, sino por la existencia o no de una tonalidad de referencia que cantar interiormente nos dice Gordon (1980:170):


Que una segunda menor sea difícil de cantar puede ser cierto si se intenta audicionar sin referencia de un tono de reposo y una tonalidad. Sin embargo, cuando se audiciona como un tono principal que tiene a mudarse a un tono de reposo en mayor o en armónica menor de determinada tonalidad, no es el caso. Por ejemplo, es más difícil de cantar en tonalidad mayor el semitono “do-si” que el medio tono “si-do”. Cuando los estudiantes audicionan una tonalidad, lo más probable es que sea relativamente fácil de realizar cualquier patrón de tono en dicha tonalidad, es decir, dentro de un significado contextual, independientemente de su estructura interválica. [La traducción es mía]



Aceptar esto no implica alejar la pentatónica de la práctica educativa, sino demorar su uso hasta el segundo o tercer curso en función a la existencia o no de un par de modalidades internas de referencia que permitan asimilar la pentatónica en un contexto u otro. No tiene sentido pedagógico enseñar la pentatónica si no es en el contexto musical real del alumnado – música de consumo- y podría decirse que, en la práctica, solemos rellenar la escala pentatónica – do, re, mi, sol, la – para otorgarle un sentido dentro de una determinada tonalidad:



Los músicos a través de la audiation añaden “fa” o/y “si”, aunque ninguno esté realmente presente en la pentatónica, imponiendo un mayor o menor sobre la música que están realizando. Además pueden imponer tonalidades distintas de mayor o menor armónica si son capaces de auditionar alteraciones de “si” y “fa” que representen los tonos característicos en cada una de las seis tonalidades restantes. En el análisis final, sin embargo, la pentatónica se auditiona subordinada a una tonalidad existente. (Gordon: 1980:169) [La traducción es mía]



La escala pentatónica, no obstante, permite asegurar resultados interpretativos cuando proponemos al alumnado que improvise – si dejamos sólo las placas correspondientes a la escala pentatónica y proponemos una base armónica de tonalidad mayor o armónica menor el resultado sonoro será correcto, pero el alumnado pensará interiormente (auditonará) una tonalidad, no una pentatónica. Por tanto, usaremos la pentatónica cuando queramos trabajar aspectos de una tonalidad, por ejemplo, la conclusión en tónica. Continuando con el ejemplo anteriormente citado, a través de la improvisación esperaremos la respuesta espontánea por parte del alumnado: finalizar la improvisación sobre la nota tónica. Este mismo ejercicio lo muestra Bobby McFerrin en lo que podría ser una magnífica actividad de inicio/motivación para una clase de 3º curso.

 

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