El objetivo de la Educación Primaria debiera ser la felicidad y el
autoconocimiento, esto es, la sana relación entre el entorno y el
individuo. La Educación Musical tiene que permitir conocer,
comprender, comunicar, expresar y, por tanto, leer, escribir,
interpretar y escuchar dicho entorno. Sin embargo, “la atención
que la educación musical recibe por parte del Estado y los
organismos oficiales es, probadamente, insuficiente” (Hemsy de
Gainza, 2002:133). En 2010, los estados miembros de la UNESCO
adquirieron con La Agenda de Seúl el compromiso de asegurar
la Educación Artística para todas las personas. ¿Se cumplieron las
expectativas de la pedagoga argentina? ¿Se cumplen las de los
docentes españoles?
Educación Artística en la Escuela Pública.
El desfase entre los sistemas educativos y la realidad está
provocado por la legislación que dota de recursos variados a los
docentes pero, a la vez, les impide usarlos. Las pocas experiencias
renovadoras se dan en el campo de la investigación o de la
experimentación aislada quedando, por ello, como impresión general
que las nuevas pedagogías están relegadas al campo teórico de los
congresos y las universidades. En la Educación Musical, pese a que
durante la democracia las aulas españolas han ido incorporando
diferentes recursos -por ejemplo, una mínima pero existente variedad
de instrumental Orff-, los tiempos y criterios de evaluación
programados no permiten el uso de dicho material de acuerdo a los
principios pedagógicos más actualizados.
No obstante, conviene ser honestos y reconocer los logros que la
pedagogía musical ha conquistado en los últimos años del pasado
siglo y principios del presente, para evitar retroceder. Algunos de
estos logros son:
- La concienciación de la importancia de la educación musical, no sólo a nivel científico sino social. La organización internacional TED o el programa de divulgación Redes así lo muestran.
- El conocimiento de aspectos teórico-prácticos y de técnicas de aprendizaje a través de una fuerte fundamentación neurocientífica, por ejemplo el Music Learning Theory de Edwin Gordon.
- El incremento de la calidad del proceso educativo en el ámbito musical, respaldado por estudios interdisciplinares y la oferta – generalmente en escuelas privadas de música (que no en colegios privados)- de metodologías concretas.
"Las escuelas matan la creatividad" Sir Ken Robinson, en TED.
Parece de especial interés este tercer punto pues,
tradicionalmente, la formación musical en la Educación Primaria se
ha diferenciado por ser una formación musical general. Sin embargo,
la metodología sobre la que se ha construido el proceso educativo y
sobre la que se ha legislado responde a principios teóricos
concretos (desde Dalcroze, Martenot, Willems a Paynter y Schafer;
desde Orff y Kodàly a Gordon o al método BAPNE). La mayoría de
estas pedagogías nacen y se desarrollan en un entorno y con un
objetivo concreto, tratándose pues, de una pedagogía musical
alternativa. Por su parte la escuela pública ofrece un entorno
inclusivo y debe buscar sus principios en estos avances pedagógicos
alternativos de cara a no obviar ninguna realidad. No obstante, la
Educación Musical Pública, en tanto tiene un interés general y a
la vez inclusivo, no debe fundamentarse en ninguna metodología
concreta sino crear una metodología de metodologías que permita las
intervenciones educativas que, legislativamente, se suponen en el
compromiso con las Competencias Básicas. En este sentido, no basta
con reconocer los avances de las ciencias sociales – los españoles
somos muy dados a ello: capaces de reconocer la valía de la Teoría
de las Inteligencias Múltiples de Gardner le entregamos un Premio
Príncipe de Asturias en 2011, pero legislamos la LOE en 2007 y la
LOMCE en 2014- sino que necesitamos aplicarlos legislativa y
pedagógicamente.
La música durante la Educación Primaria tiene la necesidad de
desechar la idea de arte inalcanzable o de privilegio de talento. En
cambio, se trata de musicar, de hacer en un entorno preparado
que incluya todas las herramientas posibles pero que esté abierto a
la realidad y no suponga un método desintegrado de la experiencia
sensible. En este sentido, la Educación Musical debe plantear al
alumnado problemas que motiven su creatividad – como herramienta
para enfrentarse a dichos problemas- teniendo en cuenta que “no
existen soluciones únicas o definitivas” (Hemsy de Gainza,
2002:136). Es esto lo que significa preparar a los ciudadanos del
futuro en un contexto que cambia cada cinco años: hacer
significativas las experiencias creativas de los habitantes del
presente.
Educación Musical: herramienta de inclusión.
Es un hecho que partimos de una situación desigual ya que no todos
nacemos con iguales condiciones. La Educación Pública, y en
especial la Educación Musical entendida de forma práctica, brinda
un contexto que permite la igualdad de posibilidades a fin de
conseguir una integración práctica y sensible (tangible). El
Alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo (ANEAE) se
beneficia especialmente de la Educación Musical. Como recordaba
Sabbatella (2004:125)
en los últimos años, los
profesionales vinculados a la Educación Especial han demostrado un
interés creciente hacia la utilización de la música en éste
ámbito específico reconociendo en ella una serie de elementos que
favorecen su trabajo.
Este interés no ha decrecido ya que la relajación, el trabajo
psico-motriz y la interdisciplinariedad de la Educación Musical han
sido justificaciones comunes para su implementación en el apoyo
educativo. Sin embargo, hay que lamentar las pocas veces que se ha
pensado en la música por su valor intrínseco como contenido de
aprendizaje, tanto en la Educación Especial como fuera de ella.
En el aula de música durante, la Educación Primaria, es común
desarrollar adaptaciones de contenidos curriculares que permiten la
inclusión del alumnado con ANEAE en centros educativos ordinarios
gracias al carácter integrado intrínseco de la música (Sabbatella,
2004:133). Un ejemplo en el que, realizada la pertinente adaptación
motora, visual o auditiva, la Educación Musica permite esta práctica
colectiva e inclusiva es la interpretación en conjunto de una pieza.
En dicha actividad el alumnado desarrolla roles específicos en un
proceso que, además de permitir el aprendizaje individual y la
autopercepción, tiene como consecuencia un producto común,
alcanzable únicamente desde una práctica inclusiva y social.
Esta práctica inclusiva es favorable para cualquier tipo de alumnado
con necesidades educativas especiales, ya sea alumnado procedente de
flujos migratorios, ya sea alumnado con problema socio-económicos,
con patologías concretas o alumnado con sobredotación. Al darse en
un entorno cuidado – el aula de música- y permitir diferentes
roles, la adaptación se da de forma conjunta y todos los miembros se
vuelven imprescindibles.
El currículo de la Educación Musical.
El
currículo establece “contenidos que sólo son retazos de la
realidad, desvinculados de la totalidad en que se engendran y en cuyo
contexto adquieren sentido” (Freire, 1970:61). A través de los
diferentes niveles de concreción curricular se crea un nuevo
contexto en el que se espera que los contenidos adquieran ese sentido
original. Sin embargo, esta construcción tecnológica del contextos
supone un desprecio un contexto previo existente: el real. En
consecuencia, las instituciones han previsto la necesidad de
programar mediante unidades didácticas globalizadas, es decir,
unidades didácticas integradas y transversales que atiendan a un
enfoque pedagógico globalizador que, partiendo de la experiencia y
conocimientos previos y coetáneos, facilite el aprendizaje
significativo. Para ello se suelen usar los principios pedagógicos
de centros de interés de
Decroly o el trabajo por proyectos
de Kilpatrick – a mi
juicio, fundamental en la
Educación Musical durante Primaria.
Comúnmente
se entiende este enfoque globalizador como la suma de materias a
través de contenidos interdisciplinares. Pero lo cierto es que el
especialista de música, con una sola hora semanal, tiene pocas
posibilidades para coordinar su trabajo con los tutores – aunque no
es imposible, como muestra el proyecto LÒVA. Por tanto, frente a
esta suma de materias que en la práctica apenas se reduce a
compartir contenidos con las materias lingüísticas, plástica y
educación física, es el maestro de música el que generalmente
crea, propone y dirige las actividades – hace-, el alumnado sólo
accede a dichas actividades programadas como un operario de acciones
limitadas por dicha programación – tiene la ilusión de que hace,
pero tan sólo ejecuta por lo que no existe una intención (Freire,
1970: 63). No existe verdadera interdisciplinariedad puesto que esta
ha sido programada sin tener en cuenta la programación del tutor –
generalmente, porque los tiempos e infraestructuras no facilitan
dicha tarea.
Sin
embargo, el enfoque globalizador también puede entenderse como una
estructura psicológica de aprendizaje evolutivas que implica la
integración del contenido con el contexto global y la vida real del
alumnado. Como
recuerda Hemsy de Gainza (1977:24), “la música es la más
integrada y completa de las artes y puede conducir a un rico
desarrollo individual, a condición de que el proceso […] se cumpla
íntegramente, con la mínima pérdida de sentido global”. Mediante
esta concepción, el propio conocimiento de
la
música
se da no de forma acumulativa sino expeditiva y aproximativa en que
un mismo contenido aparece secuenciado a lo largo de diferentes
unidades didácticas a través de inferencias que el alumnado
establece por sí mismo y
de acuerdo con una
experiencia musical
global.
El modelo curricular.
La LOMCE define el Currículo en el Capitulo III, artículo 6, como
“la regulación de los elementos que determinan los procesos
de enseñanza y aprendizaje para cada una de las enseñanzas”. Por
su parte, el ANEXO II , Asignaturas específicas a) Educación
Artística del Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, divide,
como es tradicional en la legislación española, el Área de
Educación Artística en dos partes, Educación Plástica y Educación
Musical, compuestas por tres bloques de contenidos – aunque se
redactan como Criterios de Evaluación y Estándares de aprendizaje
evaluables, mostrando una clara intención evaluativa-.
El
modelo curricular de la didáctica tradicional, por su carácter
lineal, resulta actualmente teórico y limitado en referencia a los
avances pedagógicos y neurológicos, y establece mecanismos que
dificultan la convivencia o implementación conjunta de otros modelos
de aprendizaje – aprendizaje espontáneo, modelos antropológicos,
informales, ecológicos o lúdicos- centrándose en un modelo
tecnológico que, incluso, no es usado en todo su potencial. No se
trata de desechar este último sino de adecuar cada modelo a los
objetivos y etapas de educación. No obstante, como recordaba Hemsy
de Gainza (2002:145-146),
el currículo, en tanto
realización humana, es imperfecto y, finalmente, sólo expresa una
aproximación a los objetivos. […] Lo que importa realmente es la
vivencia y el procesamiento que de ella hace la persona,
individualmente y en grupo […] Educar en la música implica
focalizar, en forma simultánea, una multiplicidad de procesos que
remiten a una multiplicidad de modelos formativos y no a un modelo
único, cualquiera que éste fuera.
Para
la autora, los mayores problemas residen en el nivel organizativo
previo a la concreción curricular de aula. Sin otro objetivo que
subrayar aquello que ya ha sido repetido, estas son algunas
consideraciones a tener en cuenta a la hora de enfrentarse al
desarrollo de un modelo curricular futuro:
1) valorar la experiencia de los docentes y asegurar la repercusión
legislativa de sus demandas,
2) convocar a expertos nacionales e internacionales en el ámbito
docente, pedagógico y filosófico – no sólo para pagarles sino
para seguir sus consejos, algo que a Wert le podría parecer
extraño-,
3) facilitar una formación docente continua, real, no lucrativa y,
por supuesto, aplicable. A fuerza de los devenires políticos parece
que la formación continua del profesorado es sólo un trámite
administrativo.
Sin
embargo, no hemos de olvidar que los tiempos e infraestructuras en la
Educación Musical escolar no han avanzado su situación desde la
LOGSE, manteniendo una estructura impropia de la doctrina a través
de la cual se pretende asistir al proceso de aprendizaje. Regelski
(2009:32) sugiere que
el planteamiento del
currículum que sigue la estructura de la asignatura se convierte en
una receta infalible no sólo del fracaso en propiciar un aprendizaje
relevante, sino también del fomento de la enajenación, del
retraimiento de los alumnos.
Unidades didácticas y las Competencias Clave.
Generalmente,
atendemos al enfoque globalizador desde los contenidos: cantamos en
inglés o sobre la naturaleza, pero al no coincidir con el tutor en
espacio-tiempo no existe una interdisciplinariedad real. La puesta en
práctica de este proceso debiera ser bidireccional aunque, debido a
la estructura del modelo curricular, los horarios y objetivos
administrativos, la Educación Artística suele pasar desapercibida
como una especialidad en la que el resto de docentes no pueden
entrar. Díaz (2014:32) lo explica de la siguiente forma:
Es evidente que para
relacionar de forma adecuada hay que conocer bien lo que se pretende
relacionar, y la educación musical se escapa a menudo de los
intereses fijados por los centros educativos, lo que crea un vacío
curricular y desconocimiento de la materia por parte de los equipos
docentes.
No
obstante, existen iniciativas que permiten aplicar este enfoque
globalizador don amplia atención en la Educación Musical, como el
proyecto de Aprendizaje Basado en Proyectos LÒVA, representado en
España por Pedro Sarmiento y que supone convertir a un curso en una
compañía de ópera. El proyecto forma a los docentes y requiere un
trabajo por grupos de seis horas semanales que integran música,
plástica, lengua, ciencias naturales y tecnología. Está orientado
a alumnado de 5º de Primaria a 2º de ESO, sus tutores y el
especialista de música en la creación del libreto, los decorados,
los vestuarios, etc. pero, llegado el día de la representación los
docentes no intervienen.
Existen,
igualmente, fórmulas de Aprendizaje basado en Proyectos, Estudios de
Casos o Aprendizajes basados en resolución de problemas más
humildes, aplicables – y aplicadas- en nuestros CEIP hoy día. A
menudo es posible teniendo como eje orientativo el desarrollo de las
Competencias Básicas o Competencias Clave. Según el Real Decreto
126/2014, “las competencias clave son aquellas que todas las
personas precisan para su realización y desarrollo personal, así
como para la ciudadanía activa, la inclusión social y el empleo”.
La Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de
diciembre de 2006 sobre las competencias clave para el aprendizaje
permanente por su parte,
pone el interés en el contexto, ya que recomendaba a los estados
miembro “desarrollar la oferta de las competencias clave para todos
en el contexto de sus estrategias de aprendizaje permanente”.
Aunque parecen haber instrumentalizado y haberse vuelto instrumentos
para la evaluación, originalmente existe un principio
metodológico global inherente a la redacción de las Competencias
Clave. El propio Ministerio de Educación ha publicado recientemente
la Orden ECD/65/2015, de 21 de enero, por la que se describen las
relaciones entre las competencias, los contenidos y los criterios de
evaluación de la educación primaria, la educación secundaria
obligatoria y el bachillerato, en
cuyo Anexo II se dan algunas orientaciones para desarrollar
estrategias metodológicas que permitan trabajar por competencias en
el aula. En dicho anexo se puede leer lo que sigue:
La naturaleza de la materia,
las condiciones socioculturales, la disponibilidad de recursos y las
características de los alumnos y alumnas condicionan el proceso de
enseñanza- aprendizaje, por lo que será necesario que el método
seguido por el profesor se ajuste a estos condicionantes con el fin
de propiciar un aprendizaje competencial en el alumnado.
Desde
este punto de vista, y teniendo en cuenta anteriormente expuesto, la
Educación Musical se relaciona directamente con las competencias
clave 1) Comunicación lingüística, 4) Aprender a aprender, 5)
Competencias sociales y cívicas, 6) Sentido de iniciativa y espíritu
emprendedor y 7) Conciencia y expresiones culturales y, en menor
medida, con la 2) Competencia matemática y competencias básicas en
ciencia y tecnología y 3) Competencia digital. Cabe reseñar, no
obstante, que estas dos últimas competencias no se ven tan afectadas
en la Educación Musical que tiene lugar en la Escuela Pública
únicamente por falta de tiempo y malversación de las TIC: la
existencia de recursos pedagógicos digitales y la relación entre
matemática y música están de sobra probadas, pudiendo adecuarse en
ambos casos a las necesidades de enseñanza-aprendizaje de las
personas entre 6 y 12 años.
A modo de conclusión.
Aunque
la música no es integradora o disgregadora por sí misma sino por el
uso que de ella se haga socialmente, encontramos en la práctica
musical un momento adecuado de práctica coeducativa ya que,
propuesto un proyecto
común, éste
sólo se vuelve posible desde el trabajo conjunto. Hay
en la Educación Musical mucho de herramienta para acercar al
alumnado a un conocimiento global
de su entorno, de quienes lo componen y de las posibilidades que
ofrece la agresiva digitalización y,
a la vez, un conocimiento y construcción de sí mismo en lo que
podría considerarse una perspectiva glocal del aprendizaje y la
realidad. Pero las cualidades educativas de la música sólo se
aprovechan cuando se vuelven prácticas y no hay otra forma de
práctica musical que la propia música, esto es, cantar,
interpretar, escuchar y sentir el placer musical – percibir
y expresar en última instancia-
como un conjunto de lenguajes que aprendemos poco a poco.
Referencias bibliográficas (no legislativas, las legislativas basta copiar y pegar en google).
DÍAZ,
M. (2014) “El lugar de la música en el currículo escolar”. En
Giráldez, A. (Coord.) Didáctica de la música en
primaria, (pp.31-36). Madrid:
Editorial Síntesis.
ELLIOT,
D.J. (2009). “La comprensión musical, las obras musicales y la
expresión de los sentimientos: implicaciones para la educación”.
En Lines, K.D. (Comp) La educación musical para el nuevo milenio,
(pp. 123-135). Madrid: Ediciones
Morata.
FREIRE,
P. (1970): Pedagogía del oprimido. Madrid:
Siglo XXI.
HEMSY DE GAINZA, V. (2002) Pedagogía musical. Dos décadas de pensamiento y acción educativa. Buenos Aires: Lumen.
HEMSY DE GAINZA, V. (2002) Pedagogía musical. Dos décadas de pensamiento y acción educativa. Buenos Aires: Lumen.
HEMSY DE GAINZA, V. (1977). Fundamentos, materiales y técnicas de
la educación musical. Buenos Aires: Melos.[Ed.2010]
SABBATELLA, P. (2004): “Intervención musical en el alumnado con necesidades educativas especiales: delimitaciones conceptuales desde la pedagogía musical y la musicoterapia” en Tavira: revista de ciencias de la educación. Núm. 20, pp. 123-140. Cádiz.
SABBATELLA, P. (2004): “Intervención musical en el alumnado con necesidades educativas especiales: delimitaciones conceptuales desde la pedagogía musical y la musicoterapia” en Tavira: revista de ciencias de la educación. Núm. 20, pp. 123-140. Cádiz.