Una entrada cortita, con citas de GORDON,E.
(1980) Learning Sequences in Music: A Contemporary Music
Learning Theory. Chicago: G.I.A.
Publications.
La escala pentatónica –
típicamente, “do, re, mi, sol, la” -, ha sido usada por las
metodologías musicales que se dieron a principios del siglo XX
durante la Escuela Nueva y los seguidores de éstas, para trabajar durante los primeros
momentos de la Educación Musical ya está libre de una tonalidad
armónicamente completa y es una escala universal a todas las
culturas. Esta falta de contexto tonal, o tonalidad flotante es común
a las escalas pentatónicas, escalas de tonos enteros, escalas
cromáticas o escalas octatónicas, pero en un contexto de
alfabetización musical no tiene sentido obviar las características
de la música real del alumnado en pos de unos principios pedagógicos
relativamente fundamentados. El pedagogo Edwin Gordon (1980:169) lo
explicaba de la siguiente manera:
De acuerdo con la teoría
filogenética, (algunos pedagogos) concluyen, al igual que hizo Carl Orff, que la
pentatónica supuestamente es nativa en los niños, y es más
apropiada para principios del crecimiento musical. En contraste con
la teoría ontogenética que fomenta la participación inmediata de
los niños pequeños en la música de todas las épocas, con énfasis
en el pasado reciente y del presente, frente teoría filogenética
que señala que, debido a que la historia de la música se repite en
todas las personas, todos los niños deben seguir la evolución de la
música de la humanidad antes de que adopten la interpretación de la
música inherente a su cultura. [La
traducción es mía]
Dejando de lado la tonalidad
subyacente a la pentatónica, otros pedagogos han sugerido el uso de
la pentatónica ya que no incluye semitonos aludiendo a la
supuesta dificultad de cantar este tipo de intervalo.
Tradicionalmente se ha citado a Zóltan Kodály, pedagogo y
compositor nacionalista que encontraba en las melodías populares
infantiles de Hungría un repertorio pentatónico – y de métrica
binaria- adecuado para su pedagogía, aunque a ojos de algunos
pedagogos actuales podría ser el propio impulso nacionalista el que
le ayudase a justificar esta teoría. La dificultad a la hora de
cantar un intervalo no viene dada por la distancia – semitono o
tono- de dicho intervalo, sino por la existencia o no de una
tonalidad de referencia que cantar interiormente nos dice Gordon
(1980:170):
Que una segunda menor sea
difícil de cantar puede ser cierto si se intenta audicionar
sin referencia de un tono de reposo y una tonalidad. Sin embargo,
cuando se audiciona como un tono principal que tiene a mudarse
a un tono de reposo en mayor o en armónica menor de determinada
tonalidad, no es el caso. Por ejemplo, es más difícil de cantar en
tonalidad mayor el semitono “do-si” que el medio tono “si-do”.
Cuando los estudiantes audicionan una tonalidad, lo más
probable es que sea relativamente fácil de realizar cualquier patrón
de tono en dicha tonalidad, es decir, dentro de un significado
contextual, independientemente de su estructura interválica. [La
traducción es mía]
Aceptar esto no implica alejar
la pentatónica de la práctica educativa, sino demorar su uso hasta
el segundo o tercer curso en función a la existencia o no de un par
de modalidades internas de referencia que permitan asimilar la
pentatónica en un contexto u otro. No tiene sentido pedagógico
enseñar la pentatónica si no es en el contexto musical real del
alumnado – música de consumo- y podría decirse que, en la
práctica, solemos rellenar la escala pentatónica – do, re, mi,
sol, la – para otorgarle un sentido dentro de una determinada
tonalidad:
Los
músicos
a través de la audiation
añaden “fa”
o/y “si”, aunque ninguno esté realmente
presente
en la pentatónica, imponiendo
un mayor o menor sobre la
música que están
realizando. Además pueden imponer tonalidades distintas de mayor o
menor armónica si son capaces de auditionar
alteraciones de “si” y “fa” que
representen los tonos
característicos en cada una
de las seis tonalidades restantes. En el análisis final,
sin embargo, la pentatónica se auditiona
subordinada a una tonalidad existente.
(Gordon: 1980:169) [La
traducción es mía]
La escala pentatónica, no
obstante, permite asegurar resultados interpretativos cuando
proponemos al alumnado que improvise – si dejamos sólo las placas
correspondientes a la escala pentatónica y proponemos una base
armónica de tonalidad mayor o armónica menor el resultado sonoro
será correcto, pero el alumnado pensará interiormente (auditonará)
una tonalidad, no una pentatónica. Por tanto, usaremos la
pentatónica cuando queramos trabajar aspectos de una tonalidad, por
ejemplo, la conclusión en tónica. Continuando con el ejemplo
anteriormente citado, a través de la improvisación esperaremos la
respuesta espontánea por parte del alumnado: finalizar la
improvisación sobre la nota tónica. Este mismo ejercicio lo muestra Bobby McFerrin en lo que podría ser una magnífica actividad de inicio/motivación para una clase de 3º curso.
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